Me
gustaría hablar de la importancia de la figura del psicomotricista
en la psicomotricidad relacional o vivenciada. No es casual el nombre
que se le da a este tipo de práctica o terapia, y la diferencia
fundamental para mi con otro tipo de prácticas psicomotrices reside
en la actitud que la persona que dirige la sesión muestra con el
grupo, con cada individuo. Hace algún tiempo tuve la oportunidad de
vivir la experiencia de esta práctica desde el otro lado, el de "la
niña". La experiencia fue muy importante, mas de lo que hubiera
imaginado. Fue sobre todo una experiencia de descubrimiento y
auto-conocimiento. Pude sentir mis límites corporales, imaginativos,
expresivos, y entendí cosas nuevas de mi misma y de mis capacidades.
Hubo cosas que pude reafirmar y otras en mi auto- concepto cambiaron
completamente. Pero de todo ello lo que "me guarde en el
bolsillo" fue el papel que ejercieron las personas que guiaron
esa experiencia. Fue muy sorprendente para mi (y para tod@s mis
compañer@s del curso) que aquellos hombres que debían
guiarnos y "dirigirnos"
para saber que hacer nos dieran tan pocas explicaciones y nos dejaran
simplemente hacer. Al principio demandábamos atención, pero poco a
poco nos fuimos encontrando cada vez mas a gusto con lo que hacíamos.
Después, cuando al final de las sesiones reflexionábamos sobre lo
vivido, tod@s coincidíamos en lo acogidas, arropadas y seguras que
nos sentíamos en las actividades. Tod@s teníamos la sensación de
estar protegidas y por eso nuestra espontaneidad era mayor, había un
permiso en el ambiente para actuar y expresar con libertad. Todo esto
me sorprendió, me sacudió por dentro y la idea del terapeuta y del
educador que siempre había tenido se desmonto bruscamente.
A
partir de esta experiencia he encontrado un nuevo modelo de actuación
que me gusta mas y al que le encuentro mucho mas sentido. En este
modelo la relación entre el psicomotricista y l@s alumn@s debe estar
basada en la confianza y el profundo respeto, aceptando a cada un@ y
a sus reacciones completamente sin juzgar si son buenas o malas. Es
importante que no exista inducción a una acción determinada o
sujestión a través de las palabras, no debe haber correcciones
directas. La corrección debe ir a través de consignas, subrayando
aspectos sobre los que prestar especial atención.
“Al
psicomotricista se le confiere la tarea de proporcionar estímulos y
crear las condiciones (espacio-temporales) a partir de las cuales el
sujeto ponga en juego sus potencialidades, su ser que se expresa en
cada gesto, en cada movimiento, en cada palabra que los acompaña, y
ello en una relación de confianza mutua. No se trata de modelar o
configurar un tipo de persona sacando lo que sobra o poniendo lo que
falta; aceptar al otro en su singularidad es el requisito previo que
le permitirá tomar conciencia de su realidad personal y ampliar sus
posibilidades de desarrollo a través del intercambio activo con su
entorno. Aún en el tratamiento de la patología, los síntomas, las
defensas, están llenos de significado y deben ser aceptados y
comprendidos, en la medida de lo posible, como una expresión del ser
del sujeto, susceptible de sufrir modificaciones.”1
1Raimond
Murcia, artículo psicomotricidad y eutonía
http://wwwmundonuevo-daniel.blogspot.com.es/2010/04/psicomotricidad-y-eutonia.html
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